Es la imaginación quien se desnuda en las venas de las reliquias y los mitos. Se sueñan las historias y se amanece con la certidumbre de que algo está cambiando por dentro, se imanta una luz amarilla a los costados de las sienes y abre constelaciones de huidizos pasajes, brillos, reverberaciones en lontananza. Voy hacia adentro, hacia el hades o al paraíso que nos alimenta y nos cubre con manos protectoras, numen invisible.
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