La eutanasia o buena muerte es acabar con una vida de muchos sufrimientos sin dolor. Es un procedimiento voluntario, intencionado, estudiado y consciente que realiza un médico para acelerar la muerte de un paciente terminal de algún padecimiento incurable, a solicitud consciente, estudiada y deliberada del enfermo o familiares.

En México, el Código Penal prevé de uno a cinco años de prisión al que ayude a otro a privarse de la vida.

Si sólo lo induce a hacerlo y el suicidio se consuma, la pena será de 3 años. Si, impulsado por la súplica del suicida, llega al extremo de ejecutarla él mismo, la pena será de cuatro a diez años. El artículo 143 bis, sin embargo, salva las conductas relacionadas con esta muerte cuando vayan acordes con la Declaración de Voluntad Anticipada de una persona y con la ley respectiva. La eutanasia actualmente es legal únicamente en Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo, España, Canadá, Suiza, Australia y Colombia.

Es un tema complejísimo ya que no puede abordarse únicamente desde el punto de vista legal, sino que implica aspectos éticos, culturales, religiosos y morales lo cual lo vuelve sumamente complicado.

Existe una película llamada You Don’t Know Jack(2010), donde Al Pacino caracteriza a un médico de Michigan que, entre 1990 y 1998, aplicó la eutanasia a 130 pacientes, convencido de que la muerte era para ellos la mejor opción. Resuelto a convertir su causa en bandera, sólo una sentencia judicial pudo detenerlo y enviarlo a prisión. Su primer caso es una mujer a la que han diagnosticado Parkinson y a quien aguarda un futuro desolador. Pero el fiscal, un hombre obsesionado por aplicar la ley al precio que sea, sin preguntarse si quiera si ésta es justa o pertinente y decide que nadie puede jugar a ser Dios. Así, comienza a perseguirlo sin tregua.

Menciono esta película porque, aunque hubo quien acusó al médico de haber llevado a la muerte a personas que sólo pasaban por una depresión temporal, queda claro que sus enemigos fueron los grandes intereses económicos —hospitales y farmacéuticas—, como lo siguen siendo ahora, frente a cuantos esfuerzos se hacen para convertir la eutanasia en un derecho.

Ávidos de lucro, les tiene sin cuidado si los pacientes quieren vivir o no. Si estos sufren, qué más les da. Mientras paguen sus servicios y productos.

Sigue siendo un tema controversial pero siempre he defendido y defenderé la libertad de elegir, y considero que la muerte digna es, y debe ser, un derecho que los países reconozcan a todas las personas. Poder vivir acorde a nuestros ideales y elecciones y morir cuando así lo decidamos.

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