Imperenne

Penitencias de mármoles tibios,

redundaban sobre el desierto construyente.

Aminoraban los desbarajustes,

conglomeraban las precisiones;

cuando el andar era inaudito,

cuando el camino era invisible,

cuando el transeúnte era moderado.

Tantas decisiones eran volcadas en el rito,
tanto aturdir como seccionar:
tantos adoquines aferrados bajo las cláusulas de lo arenoso.

Así quebraría un llano o una duna.

Así despertaría, crucial,

bajo la merma de lo insustituible.

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