El síndrome metabólico (SM) es un conjunto de condiciones: obesidad, metabolismo anormal de glucosa, hipertensión arterial y dislipidemia. Se cree que surge como consecuencia de una descompensación metabólica, ocasionada por la presencia de obesidad desde temprana edad. No se debe subestimar el diagnostico de SM en niños desde los seis años de edad y hasta la adolescencia hasta los dieciocho años.
Ha sido complicado definir el SM por la influencia del crecimiento en la pubertad y la escasez de datos normativos específicos por edad, género y etnia. Para su diagnóstico, una definición general es apta para su uso en la población adulta, no obstante, transponer una definición única para niños y adolescentes es problemático, ya que la presión arterial, los niveles de lípidos y las medidas antropométricas cambian con la edad y la fase de desarrollo.

Diversas organizaciones, incluyendo el National Cholesterol Education Program (NCEP), Adult Treatment Panel III (ATPIII), la American Heart Association en unión con el National Heart, Lung, and Blood Institute (AHA/NHLBI) y la Internacional Diabetes Federation (IDF) han presentado diferentes definiciones para población pediátrica, pero se basan en datos longitudinales de poblaciones adultas y el uso de diferentes criterios ha provocado confusión en relación con el diagnóstico del SM en esta población. Debido a la dificultad de su diagnóstico, la prevalencia reportada para el SM en la población pediátrica mexicana se encuentra entre el 6.5 y 12.5%.

El desarrollo de este síndrome en población pediátrica es multifactorial y existen circunstancias que lo predisponen, como la diabetes gestacional, bajo peso al nacer y factores genéticos. Por otra parte, la urbanización, el sedentarismo, dietas poco saludables, crecer en un ambiente obesigénico y el nivel socioeconómico (en países en desarrollo) contribuyen al riesgo de desarrollar SM en esta población tan susceptible y han contribuido al aumento de su prevalencia a través de los años.

nin--o2Si bien, la dieta varía mucho entre las culturas, la dieta mexicana es particularmente calórica, además, la cantidad y la calidad de los alimentos ha sufrido cambios drásticos con la industrialización de estos. El desbalance en las proporciones dietéticas podría predisponer al desarrollo de este trastorno metabólico, independientemente de otros factores bien descritos en la literatura. Adecuaciones en el tipo de dieta y el aumento de la actividad física podrían provocar el desarrollo de alteraciones metabólicas que eventualmente se traducirán en el aumento de enfermedades crónico-degenerativas como la diabetes mellitus tipo II y enfermedades cardiovasculares.

dieta1El tratamiento de SM, como de cualquier otra enfermedad crónica no transmisible, implica cambios en los estilos de vida del sujeto. Estos cambios se resumen en: realizar actividad física de forma regular, llevar una alimentación que incorpore verduras, frutas, cereales integrales y granos como fuentes invaluables de fibra dietética; que tenga un contenido reducido de grasa saturada mediante el consumo de lácteos descremados y cortes magros de carne y alto en grasa insaturada, incorporando el consumo de pescado por lo menos 2 veces a la semana. En la medida que el médico, el nutriologo, o cualquier otro profesional de la salud detecte la presencia de SM y el paciente tome conciencia, se favorecerá la adherencia al tratamiento.

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