El derecho tradicional a poseer armas en EE.UU. se ha convertido propiamente en un arma de doble filo. Por un lado los estadounidenses se sienten más seguros al poseer armas en casa y, por otro, las armas se han vuelto contra la sociedad. Por este motivo, muchas disputas sociales y familiares se resuelven a tiros en una sociedad cada vez más violenta. Finalmente, la posesión de armas ha agravado los problemas subyacentes en la sociedad generando más inseguridad, precisamente lo contrario que se pretende conseguir.
Lo peor de todo son las frecuentes matanzas que se están produciendo en conciertos, iglesias y escuelas.

Cualquier joven con la mente alterada y con deseos de perpetrar una venganza contra la sociedad tiene completa libertad para hacerlo en una escuela y nada se lo impide, ya que las armas circulan libremente y cualquiera puede conseguirlas. Es evidente que en el futuro seguirá habiendo numerosas matanzas, lo cual no acaba de promover un verdadero debate social para prohibir el libre mercado de armamento. La poderosa industria de este sector y la Asociación Nacional del Rifle son los principales valedores que se oponen a dicha prohibición. Actualmente no existe en EE.UU. un debate social para anular el derecho constitucional a poseer armas. Esto es inverosímil y solo se explica por el hecho de que la posesión de armas en EE.UU. ha llegado a convertirse en algo completamente natural. La posesión de armas ha generado una cultura de la violencia sin que la sociedad sea consciente de ello.
Tras las frecuentes matanzas de los últimos años y los constantes conflictos sociales que este problema genera, se puede afirmar definitivamente que las armas se han vuelto en contra de la sociedad, lo cual requiere una urgente solución.

 

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