El gran Leonardo da Vinci, cuyo talento aspiraba de tal modo a tan sobresaliente perfección, fue uno de los primeros pintores en usar la pintura al óleo, pues los colores del óleo se secaban menos rápidamente, permitiendo así retocar la obra pictórica hasta después de algunos días, adaptándose mejor al lento y metódico proceder de su trabajo pictórico, siendo siempre muy exigente consigo mismo, pero comenzó muchas obras de arte y que debido a varias vicisitudes, las abandonó literalmente.

Durante su estancia en Florencia, estuvo vinculado a la ilustre fraternidad de pintores de Florencia, el Gremio de San Lucas, pues en algún momento de este tan fértil periodo creativo, pues ya estaba dotado de una gran lucidez óptica, digna de un pintor flamenco, pero sutilmente inquieto en el juego vagante de las sombras, en la reverberación de las luces, que se proyectaban sobre las bóvedas y objetos, en aquella fantasía visionaria que dominó todas sus celebres y poderosas obras de arte, en su estructura y en su modo de presentación y proporcionalmente a su valor artístico.

Leonardo da Vinci, más allá de la aureola de genio universal, creó autenticas obra maestras,

cuyo primer proyecto pictórico ambicioso, fue la plasmación pictórica de “La Anunciación”, considerada como obra maestra juvenil, sirviéndose en buena parte de las convenciones del siglo XV, cuya belleza venía dada por un refinado paisaje atmosférico y también por las luces y el color, cuya visión contemplada desde la propia balaustrada, era tan mágica, lacustre y estaba cuajada de muchos cerros y montañas vertiginosas; en esta obra, Leonardo da Vinci, dio énfasis al atractivo especial, registrado por la fusión en el horizonte, de ciertos elementos, como el azulenco mar y las etéreas montañas, siendo per se un maravilloso espectáculo atiborrado de tanta belleza, para la fruición de la mirada sedienta,  estando guardado en los Uffizi desde el año 1867,  realzada por un paisaje meditativo y humanizado, colmado de densos estudios, alusivos a sus tan refinados ropajes. 

La Anunciación 

El tema pictórico de esta obra de arte, procedía de una tradición tan bien consolidada en la pintura toscana de aquella época, desde Simone Martini, Beato Angélico y Pollaiolo; la concepción espacial de esta escena sagrada, convertía esta obra de arte en una gigantesca predela, más que en un retablo tradicional, presentando algunas incertidumbres en su ejecución, donde Leonardo da Vinci, había trabajado durante varios años, transformándola en un verdadero compendio de todas las enseñanzas aprendidas en el taller de Verrocchio; a primera vista, la estructuración de la perspectiva y la representación anatómica parecían defectuosas, pues los numerosos arrepentimientos demostraron que Leonardo da Vinci, tuvo alguna dificultad en la organización de todo el espacio escénico, pues al arcángel Gabriel, acababa de posarse en tierra, con las alas todavía abiertas, colocándose en posición asimétrica con respecto a la Virgen, que se encontraba recogida a la entrada de un palacio gentilicio de arquitectura marcadamente florentina; su divinizada figura, daba la impresión de tener tres piernas, por estar al borde de su manto sobre el brazo del sillón,  siendo dotada de un rostro bellísimo pero que muy inexpresivo; era imposible que su mano derecha llegara con comodidad al margen izquierdo del libro, porque el atril en el que éste se apoyaba, estaba demasiado lejos de la Virgen, pero de forma tan  soterrada había un milagro óptico,  porque si se mirara mejor, se notaría que la composición estaba geométricamente ajustada, y contemplando esta tabla desde un determinado punto de vista, es decir, a la derecha y un poco desde abajo, nos daríamos cuenta que esos errores de perspectiva eran mágicamente corregidos por la mirada; lo que en una primera contemplación parecían  ser ciertas incongruencias, devenían luego en compositivos experimentos anamórficos, utilizados por Leonardo da Vinci, en diferentes etapas de su trayectoria artística.

De todos modos, la belleza de las figuras y la armonía del conjunto pictórico, fueron tales que permitieron que los pocos defectos de este cuadro tan preciado, pasasen desapercibidos a los sedientos espectadores.

Continuará……………………….

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