Prácticamente desde 1713, cuando se firmaron los Tratados de Utrecht, Rastatt y Baden, entre el Reino Unido y España, los ibéricos nunca han dejado de reclamar el regreso del peñón de Gibraltar a su soberanía, por lo que los avances de esta semana que termina en dicha dirección, si bien es cierto distan de ser la recuperación del mismo por parte de los continentales, es un pequeño paso en ese sentido, lo cual hasta hace poco nadie lo hubiera pensado.

Durante el mes de diciembre del año pasado, las negociaciones entre británicos y los 27 países de la Unión Europea, se intensificaron en las diferentes pistas abiertas, lo anterior con el propósito de permitir que la salida de Albión del organismo, fuera de la forma más suave que se pudiera, y es que tanto Bruselas como Londres sabían de la importancia de no romper, por lo que se sentaron hasta el final, así fuera en ello las vacaciones de invernales,

en la semana de navidades, se anunció el arreglo general entre la UE y el club europeo, y en estos días pasados se comunicó el acuerdo bilateral entre España y Reino Unido, sobre Gibraltar.

El primero de noviembre de 1700, Carlos II de Austria y Austria, entonces rey de España, murió casi a los 39 años sin descendencia, dejando el grave pendiente de la sucesión al trono de su país, y es que la enfermedad del Síndrome de Klinefelter producto de los frecuentes matrimonios que se daban en esta casa reinante europea, le provocó infertilidad, lo que encauso al país a una guerra que se prolongó entre 1701 y 1713, por definir cuál sería la casa reinante, concluyendo con la firma de los tratados mencionados.

En estos acuerdos básicamente se establecen las compensaciones que, para mantener el trono, la familia Borbón cedía a las diferentes potencias continentales, especialmente a Austria, se les entregaba Cerdeña, Milán, y Nápoles, a Holanda Saboya, y Sicilia, y a Gran Bretaña, Menorca y Gibraltar; a cambio obtenían el reconocimiento de Felipe V de Borbón y Baviera, nieto del Rey Sol francés, Luis XIV de Bourbon. La riqueza de la roca deriva de ser el limite más estrecho entre Europa y África, a tan solo 30 kilómetros de distancia entre ambos continentes, por lo que, ni antes y ahora menos, pasa algo o alguien sin que el Vicealmirante Sir David George Steel, condecorado por la reina por sus invaluables acciones en Kosovo y Macedonia, y desde hace casi un año, Gobernador y Comandante en Jefe de Gibraltar, se entere.

España siempre ha pedido el retorno de la península a su soberanía,

con el argumento de que la cesión se dio bajo la presión de la sucesión monárquica ya comentada, en 1727 y entre 1779 y 1783, se hicieron intentos militares por recuperarla, en el siglo XIX la supremacía militar británica, hizo imposible si quiera pensar en cualquier intento, sin embargo, los mejores frutos se recogieron en la Organización de Naciones Unidas en la década de los sesentas, del siglo pasado, logrando que la Asamblea General aprobara la resolución 1514 (XV), sobre la integridad territorial, ONU considera el peñón, como un tema dentro de su agenda de territorios a descolonizar. La tesis española se basa en que si bien el Acuerdo de Utrecht, pacta la sesión obligada de la región, no incluye el control del istmo, del aeropuerto y las aguas territoriales, los ingleses por su parte insisten en que fue otorgado, dando plenos derechos de propiedad en la ciudad y el castillo, además de que Gibraltar, no es lo que era antes, el aeropuerto y las viviendas fueron construidas en tierras ganadas al mar, y el tratado no habla de ello.

La salida británica de la organización dio a los ibéricos, una nueva oportunidad de poner el tema en la mesa, en esta oportunidad con el respaldo de los 27, así esta semana que termina, se anunció que con la finalidad de dar pasos concretos en un BREXIT suave, los ingleses aceptan que se mantenga el estatuto Schengen en el cabo, el cual establece el libre tránsito de personas por la Unión Europea, lo que sin duda beneficiará enormemente tanto a los trabajadores que cruzan todos los día la frontera en ambos sentidos, así como el tráfico de mercancías que beneficia especialmente a los municipios limítrofes españoles, lo anterior con una temporalidad de cuatro años, que pone a España en la posibilidad de presionar, con un respaldo que no tenía antes.

Gibraltar tiene aproximadamente 300 monas capuchinas gibraltareñas, la única especie viviente,

junto con los humanos, que puede moverse libremente por toda Europa, la leyenda dice que mientras existan en el cabo, lo ingleses seguirán ahí; antes de la segunda guerra mundial, cuando se esperaba una invasión hispano-germana, Winston Leonard Spencer Churchill, dispuso que decenas fueran trasladadas a Londres, para preservar su especie, pero sobre todo enviar el mensaje de que las preservarían como su estancia en la ínsula.

 

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