Los recientes movimientos tácticos, navales y militares en el Mar Negro, así como los diversos posicionamientos políticos de los diferentes actores internacionales, las acciones de los directamente involucrados, de sus aliados, los infaltables curiosos, y chismosos que siempre están listos para ponerle sabor al caldo, que se sucedieron en las últimas semanas, hicieron que se dispararan las alarmas y las alertas, de la comunidad internacional, si bien es  una bomba de tiempo que ha estado latente desde hace poco más de ocho años, aunque en realidad ya son 3 décadas de inestabilidad, porque ciertamente, desde el rompimiento de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, la región no ha tenido la tranquilidad deseada.

 

En estas semanas se recrudeció la tensión con las posturas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (léase Estados Unidos), y la Unión Europea, con relación al Mar Negro, que es casi un lago, con sus 436,400 kilómetros cuadrados (casi Irak), una posición geoestratégica, no sé, si envidiable, o que nadie quisiera tener, está prácticamente rodeado por; Bulgaria, Georgia, Rumania, Rusia, Turquía, y Ucrania, su salida más codiciada la controlan los otomanos en el Bósforo, estrecho que, solo pudo ser conquistado por Jasón y los argonautas, quienes haciendo caso del consejo de Fineo, siguieron la paloma que les envío Eufemo, hijo de Poseidón, la cual soltando sus plumas, los guió para sortear las simplégades, las gigantescas Rocas Cianeas, y lograr el paso; que hoy las espectaculares vistas, las admiran desde sus terrazas las elites estambulitas.

 

Hace unos días un experto en Relaciones Internacionales, de los que saben demasiado, me comentó, que el conflicto actual en el Mar Negro, tiene sus orígenes en la Guerra de Crimea, la cual enfrentó una alianza ruso-helénica, contra turcos, británicos, y franceses, entre 1853 y 1856, cuando al Zar Nikolái Pávlovich Románov (Nicolás I), alguien le vendió la idea, de que ante la influencia musulmán, los cristianos ortodoxos necesitaban su protección, y desde Yalta y Sebastopol, lanzó ataques a los otomanos, los que junto con sus socios le cobraron cara su osadía; lo anterior como primer antecedente sin duda es válido. Hoy las estrategias políticas, militares, y económicas, que se mueven en ese tablero que pondrá emoción al final de este 2021, se limitan a una reiterada insubordinación de Ucrania, y sus intentos por tener gobernantes autónomos de Moscú, así como sus deseos de estrechar lazos con la Unión Europea, lo que cuestionaría seriamente las intenciones rusas de salir al Mar Mediterráneo con presteza, y en un momento determinado, podría condicionar el funcionamiento de los oleoductos que cruzan sus aguas.

 

La crisis actual es consecuencia directa del llamado conflicto de Donbáss, en la frontera ruso-ucraniana,

el cual se da porque, en 2008 Ucrania y la Unión Europea, inician la negociación de un Acuerdo de Asociación, que agilizaría las relaciones económicas y políticas, entre ambos, con la visión de que en un mediano plazo los ucranianos se integraran al organismo supranacional, lo anterior no hizo ninguna gracia en la oficina principal del Kremlin, o en la de Novo Ogarióvo, o en la de Sochi, o cualquiera de los despachos idénticos que usa el líder ruso, para que no se sepa su ubicación real; a partir de ese momento, iniciaron una serie de presiones para que el convenio no se concluyera, sin embargo, se dio, pero cuando el presidente ucraniano prorruso, Víktor Fiódorovich Yanukóvich declaró, que no entraría en vigor, la manifestaciones fueron magnas, involucrando prácticamente todos los sectores sociales, así que dimitió, esto no hizo que el descontento se terminara, las protestas fueron en aumento, hasta que devinieron en el intento de independencia de Donetsk y Lugansk, (el Donbáss), así en la primavera de 2014 Vladímir Vladímirovich Putin, con el pretexto de conservar la estabilidad del país, especialmente para él, de la Península de Crimea, ordenó a su ejército la invadiera, y al día de hoy la ocupa.

 

Obviamente la comunidad internacional no puede, y no reconocerá, dicho atraco que de una tarascada Rusia le dio a Ucrania, hoy a ocho años del inicio de las protestas que devinieron en tremendo abuso, recientemente en medio de mutuos reclamos, de intentos de atentados terroristas, y provocaciones por parte de ambos lados, se instalaron en la región 114,000 nuevos soldados rusos, lo que inmediatamente provocó la reacción de los directamente interesados, Ucrania envío militares a la región fronteriza, y por supuesto la Unión Europea, Estados Unidos y la OTAN la apoyan, por el otro Bielorrusia, ya amenazó con no dejar solo a su dueño si es molestado con el pétalo de una rosa.

La verdad de las cosas es que la zona es de alto voltaje, los intereses económicos por el paso de los energéticos rusos a Europa, así como, la velocidad con la que desde ahí se llegaría al medio oriente, o al Mediterráneo, la hacen muy codiciada, así que nos espera un fin de año lo menos, emocionante.

 

 

Sigue leyendo a José Ortíz Adame

No Hay Más Artículos