Recuerdo la primera vez que mi hijo utilizó adecuadamente la palabra naco: tenía 8 años y fue en un examen de Educación Cívica y Ética. Sí, leyeron bien. Estudiamos todo el día anterior y estábamos muy confiados que le iba a ir muy bien. Llegando a la casa me llamó por teléfono:“regalado el examen mami, me preguntaron: ¿quién es responsable de mantener limpia la Ciudad? y pues contesté 1) Peña Nieto porque es nuestro gobernante; 2) Todos nosotros y  3) Los Nacos”. Entré en pánico: ¿Qué queeé?? ¿Pero por qué?? ¡Me van a llamar a la escuela! ¡Van a pensar que soy una clasista nefasta! Pánico total, así que le dije que después le llamaba. Me calmé y le volví a llamar para que me explicara su respuesta y francamente me dejó sin palabras… “Mami, a ver: ¿quién pinta las paredes? ¿Quién tira basura en las calles? ¿quién contamina? Pues los nacos, ¿no? También ellos tienen que ayudar.” Para mi hijo era clarísimo qué era naco y que no tenía nada que ver con el color de piel ni el grupo étnico (Por si tienen curiosidad, no, no me mandaron llamar de la escuela porque mi hijo explicó su razonamiento a la maestra).

  • Naco, cani, cracker, pato, bolo, polo… cada país tiene los suyos y se refiere a personas que se expresan y comportan de una manera vulgar en general, de gustos extremadamente cursis, peleoneros, ruidosos, sin educación ni modales. En Inglaterra (o Reino Unido pues, para que no me vuelvan a regañar) no es la excepción, aquí los llaman chavs y son sorprendentemente similares a los de México:
  • Aparecen en el programa de Jeremy Kyle. Para consuelo de mis compatriotas, Laura Bozzo no era la única forma de contaminación televisiva. Viendo Jeremy Kyle aprendí que los chavs no tienen dientes, son incapaces de establecer una conversación porque solamente gritan. Y la suegra durmiendo con el yerno y la esposa seduciendo al cuñado, es algo cotidiano.
  • Tienen souped up cars. O sea, enchulan sus coches. Gastan fortunas poniéndole de todo a su Ford Fiesta: rines cromados, luces por todos lados, spoilers, alerones etc. son parte de cualquier chav que se respete.
  • Gastan en la feria hasta lo que no tienen. Igualito que en México, ir a la feria es un evento que los niños y los nacos disfrutan mucho. Los chavs gastan un dineral en los juegos mecánicos y en comida, pero ahorran en la bebida, llevando su sidra Strongbow de 2 litros en la mano, misma que comparten todos los miembros de la familia bebiendo directo de botella.
    Todo lo anterior es divertido de observar pero su falta de interés por pertenecer al engranaje social no lo es: dejan basura tirada en todos lados, abandonan a sus hijos o no se interesan en lo más mínimo por su educación (de ahí las multas o hasta cárcel que mencioné en mi artículo de la educación). En muchas ocasiones no trabajan porque el gobierno les proporciona todo: casa, comida y medicinas. Los chavs tienen un sentimiento de “entitlement”, de que pueden exigir sin dar nada a cambio porque este país ha llegado al otro extremo del nuestro y es que trabajar es una opción.

 

Una amiga muy querida me dijo bromeando a propósito de su estancia en el extranjero: “amiga, todo muy bien, pero sí extrañé mis tacos y mis nacos”. A mi querida Fer le digo que yo solo extraño mis tacos al pastor porque los nacos aquí son reloaded.

 

Nacos

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