En El laberinto de la soledad Octavio Paz escribió en el capítulo Hijos de la Malinche: “El mexicano no quiere ser ni indio, ni español. Tampoco quiere descender de ellos. Los niega. Y no se afirma en tanto que mestizo, sino como abstracción: es un hombre. Se vuelve hijo de la Nada. Él empieza en sí mismo. Esta actitud no se manifiesta nada más en nuestra vida diaria, sino en el curso de nuestra historia, que en ciertos momentos ha sido encarnizada voluntad de desarraigo. Es pasmoso que un país con un pasado tan vivo, profundamente tradicional, atado a sus raíces, rico en antigüedad legendaria si pobre en historia moderna, sólo se conciba como negación de su origen.”
En pleno 2016 estas palabras son tan vigentes como hace 66 años que fueron publicadas, y quiero decirles que cuando uno está en el extranjero es profunda y dolorosamente obvio ver que también, como Paz escribió, “para el mexicano la vida es una posibilidad de chingar o de ser chingado. Es decir, de humillar, castigar y ofender.”

 

Malinche

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Mi encuentro con mexicanos en Inglaterra ha sido limitado. No que no los haya buscado, sino que simplemente llegué a integrarme a mi familia política y amigos que son en su mayoría ingleses y unos cuantos escoceses. Tardé un año para conocer finalmente algunos mexicanos y tengo ya 7 amigas mexicanas a quienes aprecio mucho. Pero llegar a tener a estas buenas amigas tuvo un precio: ver cómo en un grupo de Facebook algunas mexicanas se dedican a criticar y humillar a otras. Expresiones como “indias” y “nacas” abundan e incluso utilizan el absolutamente ridículo “GCU”(gente como uno).

Malinche

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La última es que mis compatriotas, aún cuando ya casi estamos en primavera, siguen muy ofendidas por un programa navideño de la BBC en el que se presentaron las celebraciones navideñas de diversos países y en el capítulo de México aparecieron la anfitriona y los invitados a la “cena” vistiendo trajes regionales mexicanos, argumentando que se refuerza el estereotipo del mexicano. Si bien es cierto que lo mostrado en el programa no corresponde con nuestras celebraciones navideñas porque nadie se viste con trajes típicos ni en México, ni en Filipinas, ni en Polonia como lo mostró la BBC, lo que no saben quienes critican es que esto fue especial requerimiento de la BBC para hacer interesante su serie de programas.

No solo es obvio, sino que lo sé porque mi hijo estuvo ahí ya que fue invitado a pegarle a la piñata y lo hicieron vestirse de charro. En lugar de felicitar a la mexicana que fue elegida para tener a la BBC en su casa y explicar nuestras tradiciones, lo que llovieron fueron críticas horribles, desde la comida, la casa de la anfitriona y hasta los vestidos (que por cierto eran bellísimos, no crean que eran sarapes y sombreros, eran propios trajes regionales) y yo creo que si hubieran sabido que mi muy inglés esposo ahí andaba metido cantando los santos peregrinos, les da un infarto.

El mexicano es complejo, pero el mexicano viviendo en el extranjero es complejísimo. Cientos de años han pasado y la herencia de la Malinche está vivita y coleando en cada uno de aquellos que, llenos de complejos condenan su tradición, su origen indio y su origen español desquitándose con otros mexicanos porque son incapaces de hacerlo con otras etnias. ¿Chingar al prójimo es parte de nuestra naturaleza? Me niego a creerlo, pero parece ser que sí. Ahora que vivo en el extranjero el término “Hijo de la Malinche” es más claro que nunca.

Malinche

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