Estrés, con sólo escuchar esta palabra ya nos estamos estresando, parece ser que ahora es el diagnóstico favorito de los médicos, pero no es así, realmente estamos viviendo en un mundo donde nuestro organismo está reaccionando en forma exagerada ante las exigencias de la vida diaria, que te están provocando tensión, miedo, son muchísimos factores que te lo pueden desatar.

Cuando dices ¡Me siento estresada! ¡no me estreses! No es que estés de mal humor, es simplemente lo que expresan tus síntomas que le están hablando a tu mente y tu cuerpo, y se manifiestan cuando te ves obligada a responder a una realidad que implica una alta exigencia de adaptación, que no has comprendido.

Hay diferentes tipos de estrés a los que todos nos enfrentamos, pero de ti depende hasta qué punto lo quieres llevar, igual para todos estos tipos hay soluciones, que ¡en la mayoría de las veces van a depender de ti!

 

¿El estrés ocupa todo tu tiempo?

¿El estrés ocupa todo tu tiempo?

ESTRÉS BUENO O CIRCUNSTANCIAL – es cuando las tensiones de la vida diaria te sobre-estimulan para rendir más, y aprendes a optimizar las respuestas a medida que tu actividad va creciendo. Esta tensión se va tornando indispensable para tu desarrollo psicofísico y es cuando te adaptas a nuestro entorno, o sea que lo que te está “estresando” por así decirlo, en verdad te está empujando a adquirir nuestras metas. Este tipo de estrés puede ser controlado y si llevas buena hábitos de vida, tu salud no se verá amenazada.

 

ESTRÉS MALO –  Cuando la demanda de adaptación es excesiva, muy intensa y prolongada entra en acción y puede provocar enfermedades y disfunciones tanto físicas como mentales, ante una situación de estrés, el cerebro estimula la secreción de adrenalina, y se empiezan a afectar las diferentes funciones de nuestro organismo, y cuando este proceso se hace reiteradamente se convierte en un estado crítico. Es importante que aprendas a poner límites a estas situaciones para que tengas una buena salud.

Cuando se ha llegado a este punto, entonces cualquier estímulo por muy leve que sea genera efectos desmedidos con el consiguiente desgaste mental y físico, los especialistas han llegado a la conclusión de que el estrés no es una enfermedad en sí, sino un mecanismo de defensa, que volverse crónico, te puede llevar a la enfermedad.

 

ESTRÉS CRÓNICO – Requiere ayuda profesional porque acaba formando parte de manera implacable y constante de tu vida, a veces la persona que lo padece está tan acostumbrada a vivir así que no toma consciencia de lo que le está sucediendo, puede deberse problemas que no se has sabido enfrentar, o situaciones que se traen desde la niñez y no se han tratado debidamente, sin duda lo más recomendable es la ayuda de un especialista.

Cualquiera que sea el tipo de estrés que estés pasando, es importante tomar en cuenta varias cosas entre ellas, hacer a un lado los malos hábitos que lo único que hacen es contribuir a deteriorar la salud, por ejemplo:

 

  • Fumar, tomar de forma inmoderada alcohol, café, estimulantes de cualquier tipo.
  • Llevar una vida sedentaria, no hacer ningún tipo de ejercicio
  • No dedicar tiempo suficiente a uno mismo
  • Tener una mala alimentación

 

QUÉ SUCEDE EN TU ORGANISMO:

Cada parte de tu cuerpo empieza a sufrir los estragos del estrés mal controlado, desde tu cabello que empieza con calvicies incipientes, la piel con salpullidos, psoriasis, tu sistema respiratorio con alergias, asma, tu sistema nervioso, con tics, pérdida de memoria, etc. en fin se involucra todo tu organismo y si no pones atención los síntomas serán cada vez más severos.

TODO ES CUESTIÓN DE ACTITUD

¿El estrés ocupa todo tu tiempo?

¿El estrés ocupa todo tu tiempo?

El estrés puede presentarse ante cualquier circunstancia de la vida y a cualquier edad y uno de los factores más comunes suele ser la presión laboral que cada día se convierte en más frecuente, pero si tomas las medidas y estrategias adecuadas, tales como la organización, y saber delegar, te pueden ayudar a manejar estas situaciones.

Es determinante saber detectar el estrés a tiempo y si puedes averiguar qué lo ha generado podrás entender por lo que estás pasando, finalmente todos somos capaces de manejar las situaciones más difíciles que se nos presenten, tener claro lo que nos estresa ya es un paso adelante que te permitirá elegir transitar por un sendero que te traiga paz, tranquilidad y equilibrio.

CÓMO ENFRENTARLO

Es necesario que te fijes objetivos concisos y claros, elige actividades que te ayuden a cambiar los malos hábitos de vida, por ejemplo, si no haces ejercicio físico, tal vez ya es hora de que empieces, puedes acudir a terapias en grupo, no dejar de lado el control médico que puede involucrar medicina alternativa.

No todas las personas tienen la misma reacción ante la misma situación, hay quienes resisten y pueden afrontar los problemas con entereza, mientras que otras claudican, huyen o se paralizan, porque se sienten indefensas o bien pueden caer en la desesperanza.

El hecho de poder o no tomar el control depende de cada persona, de sus habilidades, de sus experiencias, la actitud inteligente radica en superar arraigados esquemas repetitivos que traemos desde niños, es posible que revises tus prejuicios y te plantees cambiar tus hábitos.

 

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