Las vitaminas han sido un elemento fundamental en la nutrición y la salud.
Entre 1912 y 1940 se descubrieron todas las vitaminas que conocemos hoy y se lograron sintetizar artificialmente. Las Vitaminas son compuestos de naturaleza variada (pueden ser lípidos, proteínas y derivados de estos) que se deben ingerir en dosis pequeñas pero esenciales, pero que resultan imprescindibles para la vida, ya que promueven el correcto funcionamiento del organismo. Hay que tomarlas porque la mayoría de las vitaminas esenciales no pueden ser elaboradas por el organismo, por lo que éste no puede obtenerlas de los alimentos. La deficiencia de vitaminas se denomina avitaminosis mientras que el nivel excesivo de vitaminas se denomina hipervitaminosis.

El creador de la nomenclatura por la cual denominamos a las vitaminas fue el nutricionista estadounidense Elmer McCollum.
Él aisló los factores que promueven el crecimiento, lo que ahora llamamos vitaminas A y B, y las formas distintivas liposolubles y solubles en agua. también mostró que la vitamina B no era un compuesto único, sino un complejo.Posteriormente se fueron descubriendo otros factores, a los cuales se les asignó las letras C, D, E, siguiendo el orden alfabético. En algunos casos, como el de la vitamina K, el nombre corresponde a la inicial de su función principal (Koagulation en danés, idioma de su descubridor). El factor B resultó contener un conjunto de sustancias diferentes, a medida que se aislaban, se las designaba con su índice numérico (B1, B2, B12, etc.)

Veamos la definición de cada una y los alimentos donde podemos encontrarlas

  • Vitamina A. Se encarga de la visión y de la protección de la piel, uñas y dientes. Además, interviene en la regulación génica de enzimas del hígado y en la producción de hormonas. La podemos encontrar en alimentos de origen animal y en frutas y hortalizas de color verde.
  • Vitamina B1. Su función principal es convertir los carbohidratos en energía, además juega un papel importante en la contracción muscular y conducción de señales nerviosas. Presente en cereales, arroz, pasta, pan harina, huevos, legumbres, leche y semillas.
  • Vitamina B2. Participa en el metabolismo de hidratos, grasas y proteínas y en las reacciones oxidación-reducción. Además, ayuda a la metabolización de los fármacos. Su ausencia puede provocar úlceras, anemia y debilidad muscular. Se encuentra en leche, huevos, salmón y brócoli.
  • Vitamina B3. Necesaria para la producción de ácidos grasos, colesterol y glucosa, además interviene en los procesos de reparación de ADN. La escasez puede provocar dermatitis, diarrea y enfermedades neuronales. Se halla en el hígado, los frutos secos, la carne de ave y las legumbres.
  • Vitamina B7. Interviene en el metabolismo de la glucosa, ácidos grasos y aminoácidos, y además en el mantenimiento normal del cabello, la piel y las mucosas. La podemos obtener de levadura, hígado y riñones.
  • Vitamina B9. Ayuda en el desarrollo normal del embarazo, en la formación de células sanguíneas y en la división celular. Su ausencia puede provocar espina bífida en el bebé, deformaciones cerebrales, insuficiencia cardíaca y esterilidad. Presente en hígado, verdura y legumbres.
  • Vitamina B12. Produce los ácidos nucleicos y el material genético del organismo, así como glóbulos rojos. Su deficiencia puede provocar anemia. Se halla principalmente en las vísceras (hígado y riñones).
  • Vitamina C. Se trata de un potente antioxidante que protege al organismo de radicales libres, además de combatir el estrés emocional y medioambiental. Es una vitamina vital durante todo el año por su enorme incidencia en el sistema inmunitario. Presente en frutas y verduras, sobre todo cítricos.
  • Vitamina D. Mantiene los niveles de calcio y fósforo de nuestro organismo, por lo que es de suma importancia para la salud de los huesos. Además, interviene en procesos de división celular y en la secreción de insulina. La principal fuente es el sol, pero también se puede consumir en alimentos como las sardinas. Actualmente y basado en ciertos estudios no concluyentes, se piensa que la vitamina D3 tiene un efecto anticancerígeno en la mujer en el cáncer de mama, y en general en el cáncer colorrectal y en los cánceres de cabeza y cuello.
    Estas propiedades requieren aún estudios demostrativos.
  • Vitamina E. Participa también en procesos antioxidantes que protegen al organismo de los radicales libres. Presente en aceites de origen vegetal, verduras de hoja verde y cereales.
  • Vitamina K. Interviene en los procesos de coagulación de la sangre y en el mantenimiento de los huesos. Se halla en lácteos, tomates, patatas, espárragos, brócoli, coliflor y repollo, entre otros alimentos.

    6 Minerales:

    Calcio. Es imprescindible para la formación y el desarrollo de los huesos y dientes, así como para su mantenimiento. Además, ayuda a la coagulación de la sangre y en la contracción muscular. Para su correcta asimilación es necesaria la presencia de vitamina D.
    Cobre. Tiene una gran importancia en el sistema nervioso central e interviene en la formación de hemoglobina y glóbulos rojos. Además, es vital para que nuestro organismo pueda aprovechar la vitamina C.
    Fósforo. Es el otro componente esencial, junto con el calcio de los huesos y los dientes. Ayuda en la obtención y transmisión de energía y material genético a través de nuestro cuerpo, además de formar parte de la materia cerebral. El fósforo, que es el segundo mineral más presente en nuestro cuerpo, constituye junto a la grasa las membranas de las células de los tejidos nerviosos como la médula o el cerebro.
    Hierro. Participa en la formación de hemoglobina e interviene en el transporte de oxígeno y dióxido de carbono a través de la sangre. A pesar de que el déficit de hierro es una de las carencias más comunes, este mineral es muy importante para reducir los riesgos de padecer fatiga y debilidad.
    Magnesio. Participa en la formación de hemoglobina e interviene en el transporte de oxígeno y dióxido de carbono a través de la sangre. A pesar de que el déficit de hierro habitual, este mineral es muy importante para reducir los riesgos de padecer fatiga y debilidad.
    Zinc. Es un mineral muy importante en el sistema inmune gracias a su participación en la producción de linfocitos. Además, interviene en la formación de insulina y proteínas.
    Muy importante que periódicamente consultemos al nutricionista sobre nuestra alimentación, de la que dependerá una vida saludable.

 

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