Es común en nuestros países el uso de los diminutivos, en las conversaciones, en la descripción de acciones, cosas, actividades y demás. Normalmente para indicar tamaño pequeño, juventud, desdén, generalmente cuando se quiere minimizar una acción para evitar envidias o rechazos: Compre’ esta CASITA con un préstamo de mi madre, voy a realizar un viajecito  solo por unas semanitas  ya que aprovechare´ las millas. Se piensa que así expresado, la casita no es la CASA y  el viajecito no es el VIAJE. Igual con diferentes expresiones: necesitamos una puertecita, voy a hacer una fiestica, eso quiere decir que será muy económica; ayúdame a conseguir un puestico o un trabajito, significa algo no tan importante ni de gran ingreso. Es simpático no hablar de un trabajo, de una fiesta, de una casa. Hay una gran dosis de complejo de inferioridad que no permite pretender ni mostrar orgullo con las acciones.

Los Diminutivos: El Uso Y El Abuso

Los Diminutivos: El Uso Y El Abuso

Chile, Colombia, México y Bolivia son tal vez los lugares donde más diminutivos se usan. Por lo general  se dice que obedece a la inseguridad personal, a la cultura; muchos han declarado la guerra al diminutivo, pero triunfa su uso por la simpleza y lo que encierra. Por ejemplo, es bajitica, gordita, flaquita. Es igual cuando solicitamos algo que no tenga tanto costo: un librito, una cancioncita, una comidita, un carrito. Así mismo puede expresar cortesía: es muy educadita, un pasito adelante por favor, pobrecito se quedó sin nada, solo cuesta mil pesitos, tome un traguito, tómese un tintico, (café pequeño). Los dichos varían localmente, también hay  palabras que no lo admiten: lenguaje, apetito, edad, bondad, ciudad, útil, lunes.

En México, tal vez donde son más  usados,  el lenguaje está envuelto en humildad y cariño: Ahorita vengo, permisito por favor, nadita, deme un poquito, es la purita verdad, solo la puntita.

Dice el mexicano Alejandro Doyharzabal :
“El problema radicó que con la conquista española sobre el imperio azteca, el choque cultural como se ha repetido a lo largo de la historia humana tiene sus particularidades de fusión. Una de ellas ocurrió en el lenguaje y se desarrolló una forma de expresión que encontró un bemol. La lengua castellana usaba diminutivos con un sentido ampliamente peyorativo a diferencia del náhuatl que se usaba como expresión de humilde reverencia y cariño… y esta discrepancia la que posiblemente haya contribuido a la inercia tan sojuzgada del pueblo mexicano:

Los Diminutivos: El Uso Y El Abuso

Los Diminutivos: El Uso Y El Abuso

Así que, es parte de nuestra identidad, de nuestras raíces entender el sentido del uso de los diminutivos y darle su justo sentido. No es ser sumisos, sino afectuosos y respetuosos. Es una expresión reverencial de humildad. Y  eso, es lo que hay que exaltar de nuestros valores culturales. Si nos expresamos sabiendo el significado y usándolo con su sentido original, entonces se habla con propiedad, asertividad, humanidad y sobre todo “mexicanidad”.  Es otro enfoque de la identidad  mexicana, por ello se dice que se habla y se oye BONITO.

Finalmente los diminutivos usados y abusados hacen parte de nuestro lenguaje y de la identidad local, algunos casos  en  los estratos menos favorecidos económicamente,  su uso no opera, ya que ellos necesitan mostrar sus logros que han conseguido con gran esfuerzo. Para ellos será  UNA

 CASA, UN  VIAJE,   hermanito! , así haya  costado una platica. La pena por tener y el cuidado de no despertar envidias, hará que este fenómeno lingüístico permanezca entre nosotros por un RATICO largo, junto con ese deseo de agradar y ser cariñosos.

Los ostentosos  seguirán de enemigos del diminutivo, y  no se podrá llamar casita a una mansión, a un Rolex un relojito, ni a Disney un parquecito.

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