Esta semana que termina Joseph Robinette Biden y Vladímir Vladímirovich Putin, ya ambos como presidentes de sus respectivos países, por primera vez se vieron las caras de manera presencial, no es que no se conocieran, ya que la vida política del primero y la longevidad en el cargo del segundo, había dado la oportunidad de juntarse, como sucedió en 2011, tampoco podemos olvidar que en los albores del encargo del primero, allá por el mes de marzo, tuvimos lo que se consideró el primer round de sombra, de los muchos episodios que seguramente veremos, entre dos de los dirigentes de los países más importantes del orbe.

 

Antes de volar a su encuentro con el ruso, programado en Ginebra, Suiza, Joe Biden hizo una escala en Cornualles en el extremo suroccidental de Inglaterra, ahí asistió a su primera reunión con el Grupo de los Siete, en la que, junto con los líderes de Alemania, Canadá, Francia, Italia, Japón, y Reino Unido como anfitrión, que en esta ocasión tuvieron como invitados especiales a los dirigentes de Corea del Sur, India, Sudáfrica, y Unión Europea, acordaron buscar por todos los medios posibles prevenir la repetición de una pandemia como la que aún padecemos, además para paliar solo un poco la terrible crisis que vivimos, harán un donativo por 1,000 millones de dosis de vacunas para las naciones más necesitadas, así mismo decidieron impulsar políticas para contrarrestar la huella de carbono, y reducir la influencia de China en el mundo, para ello, se acordó fomentar el desarrollo de los países más pobres del planeta.

 

Las reuniones entre los presidentes de Estados Unidos y Rusia, podemos decir que son algo común, la primera que registramos es la que se llevó a cabo en 1943 entre Franklin Delano Roosevelt y Iósif Vissariónovich Dzhugashvili (Stalin), líder de la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, la cual se realizó en la embajada de este último en Teherán, Irán, en el marco de la conferencia en la que junto con Winston Leonard Spencer Churchil, los tres líderes que ya vislumbran su triunfo en la Segunda Guerra Mundial comenzaron a negociar, cómo se repartirían el mundo y su seguridad; en 2018 se había llevado a cabo la última de estas juntas, se realizó entre el expresidente norteamericano Donald John Trump y Vladimir Putin, en Helsinki, Finlandia; pero sin duda, ninguno como los siete encuentros que sostuvieron George Herbert Walker Bush y Mijaíl Sergueievich Gorbachov, casi se hacen compadres.

 

En esta ocasión en Suiza, la reunión se esperaba fuera de alto voltaje, y es que como decíamos, en marzo pasado, Joe Biden, no dudo en llamar a Vladimir Putin asesino, durante una entrevista con el reportero, George Robert Stephanopoulos, dentro del contexto de la posible intervención de los rusos en las elecciones americanas, la pregunta fue, “entonces usted conoce bien a Vladímir Putin, ¿cree que es un asesino?”, la respuesta fue “mmmm…lo creo……no tiene alma”, lo que tensó las cosas, a lo que el aludido respondió con el más puro y clásico, botellita de jerez, “el que lo dice los es”, pero alcanzó a tirar un codazo casi imperceptible al desearle buena salud a sus 78 años, este intercambio hizo que ambos embajadores fueran llamados a consultas, pero dejaba entrever un nivel en el que el norteamericano, estaba ya preparado para la relación con el ruso.

 

De esta reunión salieron tres acuerdos positivos; el primer punto favorable, se estableció un convenio para intercambiar presos; el segundo, Rusia se compromete a interceder con Irán para que no compre armas nucleares, se debe de leer, no vender, e impedir el resurgimiento del terrorismo en Afganistán, Estados Unidos a cambio apoyará un corredor humanitario en Siria, y se comprometió a buscar la seguridad en Libia, si bien no se puede cantar victoria, pero acordaron establecer reglas mínimas, pero claras para establecer controles de ciberseguridad; tercero, la relación personal, no serán amigos, pero si profesionales, lo cual sinceramente es mucho, ya se quisiera que algunos líderes de países fueran más versados que viscerales.

 

Los tres desacuerdos; sinceramente Vladimir Putin patinó, al responder sobre las nuevas leyes que restringen las libertades en Rusia, al ejemplificar diciendo que no quería que en su país hubiera un evento como el del 6 de enero en Washington, en que las hordas tomaron el Capitolio, y que Estados Unidos mantuvo ahí más presos que lo que la ley de su país provocará; el segundo, fue al tocarse el tema del opositor Alexei Anatólievich Navalny que contaba 24 días en huelga de hambre y Joe Biden comentó que sería lamentable muriera de hambre en la cárcel; tercero, Ucrania, Rusia no hará concesiones sobre dicho país, la presencia militar seguirá, se solicitó respeto a su soberanía e integridad, a lo que hubo oídos sordos.

 

Sin duda habrá más reuniones de ambos, la verdad de las cosas, que todos los temas que surgen entre ambos todos son de alto calibre, la buena relación entre ellos ´puede dar mejores dividendos.

 

 

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