En estos días por llegar, se cumplirán 75 años del triunfo de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas comandada en ese entonces por Iósif Vissariónovich Dzhugashvili (Stalin), sobre la Alemania Nazi de Adolf Hitler, por ello es que en Moscú se estaban preparando magníficos desfiles y festejos, que fueron cancelados o pospuestos, según sea el caso, debido a la pandemia del Coronavirus-19.

Adolfo Hitler que había sido un soldado mediocre durante la Primera Guerra Mundial, al término de ella, se enlistó en 1919 en el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, de cultura racista y ultranacionalista, que sustentaban su ideología y razón de ser, en los Freikorps, pequeños ejércitos irregulares, que lucharon contra el comunismo en los municipios rurales alemanes, precisamente al concluir la gran guerra; Hitler pasó de ser un miembro más, a dirigir el partido en solo dos años, lo que le dio la plataforma para que en 1923, junto con su inseparable Rudolf Walter Richard Hess, hicieran el pronunciamiento de la cervecería de Múnich, desde la Bürgerbräukeller con cerca de 1800 empleados, incitaron un golpe de estado contra el gobierno legalmente establecido, lo que les valió estar en prisión durante cinco años, lo que le permitió al futuro Führer, escribir su libro Mien Kampf, en donde expone su ideología nacional socialista, y dice luchar en contra de la estupidez, la mentira, y la cobardía.

No se puede olvidar que los Acuerdos de Versalles, firmados en la Galería de los Espejos, de dicho palacio, el 28 de junio de 1919, se impusieron a Alemania, no fueron producto de una negociación, lo que en cierta medida hace comprensible el resentimiento y malestar de la inmensa mayoría de los germanos de ese tiempo, que en todo momento los abominaron y buscaron la manera de quitarlos, lo anterior hacia que el sentimiento nacionalista y de rencor frente a las potencias aliadas, especialmente Francia y Reino Unido, fuera creciendo día con día, no justifica, pero sí, hace comprensible el apoyo que fue teniendo el partido Nazi y la sobreestimación de lo nacional.

En mencionado tratado, solo en cuestión territorial, poblaciones alemanas fueron entregadas a Bélgica, Dinamarca, Lituania, Polonia, Reino Unido, Sociedad de Naciones, y quizá el secesión más dolorosa fueron Alsacia y Lorena, que pasaron a los franceses, además de ello la obligatoriedad de pagar daños de guerra a los enemigos y la imposibilidad de rearmarse, decíamos que esto hace entendible, el que un personaje con labia y discurso nacionalista, que además que pudo capitalizar, lo que muchos quisieron y no pudieron, el fantasma permanente de odio a los judíos que en prácticamente todo el continente era una constante, y vino a dar un leitmotiv.

Ante la permisividad de la Sociedad de Naciones, especialmente de los galos, ingleses y estadounidenses, y después de haber probado armas, especialmente aviones en la guerra civil española, además de forjar alianza con Italia y Japón, Hitler no tiene ningún problema para justificar la anexión de Austria, por cierto su patria natal, sin embargo el paso a Polonia, para los aliados de Europa occidental y de América del norte, esto seguía siendo interesante, pero no necesaria la puesta en marcha de sus ejércitos, pero ya no fue permitido por José Stalin, quien ya veía un ataque hacia el comunismo, además de violar el acuerdo secreto Ribbentrop-Mólotov, de no agresión mutua, y ponía en riesgo la consolidación de su imperio.

A partir de ese momento, la guerra se generaliza, Alemania abre varios frentes, hasta en África, y pierde la fuerza que necesita para vencer a una URSS, extremadamente pobre pero muy numerosa, con un corazón que le hace tener una resistencia a prueba de fuego, más bien de invierno, lo que contribuyó notablemente a que las divisiones alemanas, fueran mermando y cediendo terreno, hasta que se rompió el bloqueo de Leningrado (San Petersburgo), que duró tres años y donde los Nazis, cometieron las mayores atrocidades de la guerra y es el símbolo del coraje de un pueblo orgulloso, entonces se revirtió el ataque y bajo la consigna de matar un soldado alemán para quitarle el abrigo, las botas y el máuser, los rusos fueron ganado terreno hasta llegar a Berlín.

A pesar de las dudas que su muerte en un principio generó, se ha establecido que Adolfo Hitler murió ante el asedió soviético el 30 de abril de 1945, todo parece indicar que se suicidó junto con su amante, las huestes de Stalin no pudieron dar a su jefe el gusto de terminar la guerra el día primero de mayo, que significaba para ellos un ícono del triunfo del proletariado, lo que sucedió justo una semana después. Hoy pues, está celebración se podrá hacer pasada la pandemia de 2020.

 

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