Esta semana que termina México cumple 500 años de existencia, considero que es una inigualable oportunidad para cerrar heridas inverosímiles que aún laceran nuestro país, y que, entre otras variables, sin duda han impedido que tengamos el desarrollo cultural, económico, político, y la conjunción social, que merecemos como la gran nación que somos.

 

El medellinense Hernán Cortés de Monroy y Pizarro Altamirano quien había nacido en 1485, llegó a lo que hoy es México en marzo de 1519, después de salir prácticamente huyendo de Cuba, a la contraorden que le había dado el gobernador de la Isla Diego Velázquez de Cuellar, que a destiempo se arrepintió de la instrucción que le había dado, de explorar la península de Yucatán, cosa que ya habían hecho Francisco Hernández de Córdoba, y Juan de Grijalba, sin duda la astucia y la suerte estaban de lado del extremeño, que al llegar a la Isla de Kosom Lumil (Cozumel), se enteró que por la región estaban dos españoles que habían naufragado en 1511, cuando de regreso del viaje que con Vasco Núñez de Balboa habían hecho para fundar la ciudad de Santa María de la Antigua del Darién (Panamá), y fueron los únicos que sobrevivieron, Gonzalo Guerrero originario de Puerto de Palos y padre del mestizaje, quien se asimiló de manera total a los pueblos mayas, por lo que no acepto la invitación a reintegrarse, y el fraile Jerónimo de Aguilar originario de Écija, que inmediatamente fue al encuentro de sus paisanos, lo que resultó fundamental para los posteriores objetivos, ya que fue el traductor ante la empresa que venía. Siguiendo su navegación junto a las costas,

Hernán Cortés llega a la desembocadura de lo que hoy es el río Grijalba, y en Centla mantiene un enfrentamiento con el cacique de la zona, quien al ser derrotado, entrega ofrendas y veinte esclavas, entre las que destaca Malinalli,

posteriormente al ser cristianizada, Marina, la cual es entregada a uno de los capitanes Alonso Hernández Portocarrero, esta mujer se convirtió en el pilar fundamental en el que se basaron los posteriores triunfos militares y sociales sobre el resto de los reinos asentados en el centro del actual país, de manera especial de los aztecas, ya que fue interprete no solo de la lengua, sino que les develó las costumbres, fetiches, miedos, mitos, ritos, usos, pero especialmente los rencores y venganzas juradas, que entre los diferentes pueblos de la región había. Posteriormente y después de continuar avanzando por el mar, se llega a los parajes que permiten fundar la Villa Rica de la Vera Cruz, en donde lo principal era, como sucedió, que su gente lo proclamara casi a ruegos, según su versión, Capitán General, con lo que ya no dependía de Cuba, sino directamente del Rey Carlos I.

 

Después de barrenar las naves y enviar a Hernández Portocarrero a buscar que Carlos I lo reconociera, con 400 de los 800 hombres entre los que se encontraban tres mujeres, “La castellana”, María de Estrada (Miriam Pérez), Beatriz Bermúdez de Velasco “La bermuda”, y Beatriz Hernández, avanzó hacia la búsqueda de los tesoros que habían escuchado existían y que sin duda también magnificaron, a esta columna se unieron aproximadamente 1,300 aliados totonacas. Tlaxcala fue el primer enfrentamiento serio, hubo tres batallas en que la suerte inclinó la balanza a su favor, después de fuertes discusiones entre Xicoténcatl en viejo y su hijo del mismo nombre, se consigue pactar la unión de fuerzas, para enfrentar a los aztecas, los Tlaxcaltecas pondrían una cantidad inmensa de guerreros, así como suministros, a cambio de ellos, conservarían su independencia, en adelante no habría más escollos, se ataca Cholula y se masacra a 5,000 personas, solo y únicamente para mandar el mensaje de los que sucedería a quienes no fueran amigos de los hispanos.

 

De la llegada a Tenochtitlan lo menos que se puede decir es el asombro de los viajeros, era portentosa, los dejó pasmados, aún los soldados más viajados no habían visto magnificencia igual,

Moctezuma los recibe a pocos pasos de lo que era el templo mayor, los hospeda en el palacio de Axayácatl, los días pasan ante la exigencia de tesoros y rendición de los aztecas, lo cual rayaba en ofensivo, las tensiones en aumento, viaje de Hernán Cortés a Veracruz; la estupidez de Pedro de Alvarado y Contreras, provoca una matanza en la población en fiesta, la tensión al máximo, regresa el extremeño con 900 soldados españoles capturados a Pánfilo de Narváez, la situación empeora, muere el emperador, asume Cuitláhuac, la ambición en la huida de los hispanos hace que pierdan el 80 por ciento de su ejército, y que los tlaxcaltecas les salvaran la vida a muy pocos; vino la recomposición, el sitio con bergantines construidos con la madera de los barcos, y la viruela que llegó con uno de los soldados nuevos, esta pandemia aniquiló a los locales, solo vivió el 10 por ciento de la población.

 

El día de nuestro señor San Hipólito, Cuauhtémoc quien recientemente había sido electo Rey, rindió la ciudad y con ello el imperio, pidió clemencia para sus súbditos y que lo mataran, no se le concedió.

Ese día nació México, con un cúmulo de injusticias, leyendas, malos entendidos, mitos, opresiones, rencores, y verdades a medias, que hasta hoy sobreviven; fue la guerra.

Creo que lo importante es que no importa cómo nos conocimos, sino lo que juntos hemos construido.

 

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