Sintiéndose “hijo mismo de sí mismo”, cuando se ve al espejo, se auto reconoce y toma conciencia de que existe, de que transcurre el tiempo… transparencia: no hay nada que ocultar allí, pero sí muchos secretos que ignorar fuera de sí… ante el mundo…

Refugiándose en gran parte en el Consejo Divino, en las letras y códigos sagrados, en la guía del Creador, en la plegaria constante… en la sonrisa amiga, amable y perfecta…

Por ejemplo, en las aguas plácidas de una tranquila orilla de mar celeste y blanca arena, viendo que no hay muerte: que esto sólo es, mientras tanto, una ilusión para los que nos quedamos aquí. Sólo para esperar la resurrección final de tanta gente… entonces será libre… en un fascinante universo lleno de inmortales… cubiertos de diamantes recorriendo el universo… en un cosmos para todos nuevo… aunque en realidad es muy viejo…

Refugiándose en esa sabiduría que no es humana ni natural, sino que supera rápidamente lo creatural, para dar paso a lo imposible: la perfección de todo lo creado, lo que naturalmente está a la vista de todos… Es que estamos tan acostumbrados que no nos damos cuenta de tantas cosas…

En medio de esta paz que nos rodea; ya se ha examinado… prende la luz, enciende una vela por su alma: una persona tan determinante… ella está en un cuartico oscuro y, aunque no está asustada, hay que sacarla de allí… no está con temor, sino muy tranquila, como esperando. Quizá es más cómodo estar allí porque fuera hay demasiada luz y a lo mejor, no se puede soportar.

Como los ardientes que tienen que taparse del resplandor con sus alas… mientras alaban “día y noche” sin cesar…

Mejor que descanse quieta en esa pequeña penumbra, en ese pequeño espacio: que la cobija sin ningunos temores… o demasiadas impresiones: A ti te digo “determinante”: resplandece en la oscuridad… con tu nivel adecuado de gloria…

Y así la orilla de mar, continúa con su tranquila rutina… invitando a disfrutar de tan excelsa creación… como Excelso es quien la hizo: ignorado por muchos: un gran secreto “a voces” que no todos quieren aceptar… o investigar: o simplemente someterse, viviendo la vida “al garete”.

Una desorientación que no será perpetua cuando el Creador venga a reclamar sus derechos… ¿Ya están preparando las rodillas para cuando, al fin, plenos de alegría todos: vean su majestad?

Tranquilidad, paz, serenidad, secreto… Sólo enciende una luz… “hijo mismo de sí mismo…” ilumina a la “determinante” y prepárate: porque el amor te protege… y el abismo ya no te puede tragar… más bien podrás descender y ascender, avanzar y devolverte cuando quieras con tu nuevo cuerpo, con tu nueva alma… con tus diamantes, ya que sólo necesitas de la suficiencia divina para “ser”.

El Creador te observa siempre… dale gracias todos los días… cada mañana y endulza el agua de mar… Apoteosis…

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