El valor de delicadeza que comunica en tranquilidad, sencillez y autocontrol, afabilidad con la que queremos recorrer el camino, aunque encontremos espinas, será fácil para nosotros identificar el propósito de fortalecer el respeto y la tolerancia.

En la tranquilidad no hay contratiempo, no hay tropiezo, porque en sí mismo se prevé decidir lo correcto, la persona que se abre camino, porque ese es el propósito todavía.

La sintonía que te hace afable confirma la felicidad.  Es la forma en que el deseo de la vida logra equilibrio, juicio y cordura, para establecer lazos de gracia que no pasan desapercibidos, el logro de los objetivos son el regalo en la lealtad y la permanencia en la perseverancia para que no retrocedan ante el éxito.

La suave esencia que calma la sed permanece en el deleite,  el flow  estado que te da felicidad nos hace personas más amorosas, más estables y previsoras en tranquilidad.

La delicadeza enamora a la percepción, la lisura que se percibe llena, encanto que hace una fuerte impresión en los sentidos.

La moderación es la movilidad, la moderación también la acción porque da espacio a las ideas que favorecen el progreso, aunque a veces caminas por el camino de la irrealidad, no perder la dulzura será un privilegio, ya que es reflexionar y volver a lo que es útil, no hay episodios que puedan cambiar la esencia que llevas como fragancia pura y perfecta.

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