Esta semana que termina, se cumplió justo un año en que Joseph Robinette Biden Jr. asumió como cuadragésimo sexto Presidente de los Estados Unidos, como todos los gobiernos que inician, y el del gobernante norteamericano no fue la excepción, dependiendo del lugar desde donde se vea, causó esperanzas y suspicacias, redimensionado en esta ocasión, por la polarización en el proceso electoral, que llegó a extremos nunca imaginados en el país paladín de la democracia internacional.

No me cabe la menor duda que el actual Presidente norteamericano es uno de los más experimentados que ha tenido dicha nación, por lo menos en los últimos 60 años,

pienso que solo Richard Milhous Nixon líder entre 1969 y 1974, y George Herbert Walker Bush quien gobernó entre 1989 y 1993, llegaron a dirigir la principal potencia mundial con tanta expertise. Joe Biden nació en Pensilvania, es católico, hijo de madre irlandesa, que lo encaminó por dicha religión, se graduó de abogado en la Universidad de Siracusa de Nueva York; como decíamos, con una carrera política muy añeja, ya que desde 1973 y hasta el 2009, fue senador por su Estado adoptivo, Delaware, en ese lapso en 1988 buscó ser el candidato presidencial por los demócratas, perdiendo con Michael Stanley Dukakis, dos décadas después, tampoco lo logró ante Barack Hussein Obama, entre sus actuaciones más destacadas de esos 36 años en el Senado, podemos nombrar su impulso a Violent Crime Control Law Enforcement Act, conocida como Ley Biden, la cual tipifica 60 nuevos delitos que podrían ser castigados con la pena de muerte, como el Tráfico de Drogas, Terrorismo, y Uso de Armas de Destrucción Masiva, pese a ello, se hizo fama de liberal.

Para las elecciones presidenciales de 2008, Barack Obama le pidió ser su compañero de fórmula, por ello fue el vicepresidente del país de 2009 y hasta principios de 2017, esto también le da el sitio de presidente de la Cámara de Senadores, desde el puesto de segundo hombre en importancia del país, influyó notablemente en las políticas de retirada de Iraq, y el término de la guerra en Afganistán, se pensaba que tendría buenas posibilidades de lograr la candidatura a la presidencia para las elecciones de 2016, sin embargo, la muerte de su hijo Joseph Robinette “Beau” Biden III por un cáncer cerebral en 2015, dejó el camino a la inocua Hillary Diane Rodham Clinton, y no fue hasta el 25 de abril de 2019, cuando anunció su deseo de participar en la campaña por la presidencia.

Como recordaremos después de una intensa campaña electoral que se llevó a cabo durante prácticamente todo el año 2020, que llegó a su término el primer martes de noviembre de ese año, vino un proceso de transición gubernamental, por demás complejo e inesperado, la inmensa mayoría de los observadores del acontecer estadounidense, no daban crédito a los sucesos durante los dos meses y medio previos al cambio de gobierno, y es que si bien es cierto, las votaciones finalmente se abrieron al termino de los conteos quedando 306 para Biden, contra 232 para Donald John Trump, la verdad es que durante las primeras horas de la elección la tensión reinó en el ambiente, de hecho la misma composición del Congreso es un reflejo fiel de los que pasó durante la jornada, en la Cámara de Representantes el día de hoy existen, 221 diputados demócratas, por 213 republicanos, y uno independiente; en la Cámara de Senadores, 48 del partido del presidente y 50 contrarios, hay dos independientes que debemos decir, se han sumado a las propuestas del gobernante, así mismo el desempate queda en las manos de la vicepresidenta Kamala Devi Harris.

Sin duda un año es poco para evaluar un gobierno, del país que sea, más si a la división existente en el Congreso, sumamos que, de 50 Estados, 26 tienen gobernador republicano, entre los que destacan Texas, Florida, y Iowa, y 24 demócratas, teniendo entre los suyos a California, Nueva York, e Illinois, esto hace que los equilibrios políticos para lograr acuerdos y avances en sean verdaderas obras de arte, si se logran, los avances esperados en diferentes áreas de la vida nacional y mundial, no han sido lo suficientemente fuertes como se esperaba, o se pensaba podían ser; se retomó el Acuerdo de París, que significó un alivio para el medio ambiente mundial, salir de la debacle económica derivada de la aún vigente pandemia del COVID-19, por lo mismo no ha podido consolidar un paso firme, los índices inflacionarios son el principal reflejo de ello.

En un tema por demás importante para los mexicanos,

se esperaba mucho más, el apoyo a nuestros paisanos inmigrantes en ese país

que votaron masivamente por su candidatura, causó estupor, la reactivación del programa “Quédate en México”, que sin duda, contó con la complacencia lamentablemente perversa del gobierno local, para tener en guetos a miles de personas de otras nacionalidades, que buscan el sueño americano.

 

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