Recién se cumple un mes de la toma de protesta de Joseph Robinette Biden Jr. como cuadragésimo sexto Presidente de Estados Unidos, y ya instruyó el primer ataque militar, siendo el territorio sirio el objetivo;

dicha arremetida fue dirigida a campamentos chiitas supuestamente apoyados por Irán, como represalia a dos acciones en Bagdad en contra de posiciones norteamericanas, el primero perpetrado el 15 de febrero pasado, en las instalaciones de una base militar ubicada en el aeropuerto de Erbil, en el que murió un civil,  y el segundo el día 22, cuando se lanzaron hasta tres misiles en cercanías de la Embajada estadounidense, con saldo blanco.

Si bien es cierto la acción, será recordada como el primer ataque ordenado por el General Lloyd James Austin III, Secretario de la Defensa en la nueva administración de Estados Unidos, la verdad de las cosas es que viene dentro de la dinámica de las tres pistas en las que se juega el ajedrez geopolítico de la zona, en el que se incluye a Iraq, Irán, y Siria, de manera directa, pero en el que muchas cosas tienen que decir, al menos Arabia Saudita, China, Israel, Rusia, Turquía, y la Unión Europea.

La primer pista es religiosa;

los Musulmanes tienen como Profeta a Abu I-Qàsim Muhamman Ibn, a su muerte, sufrieron una división en búsqueda del sucesor, los llamados Suníes siguieron a Alí Abn Abi Talib, primo y yerno de Mahoma, actualmente congregan al 80 por ciento de todos, asentados básicamente en Arabia Saudita, religiosamente basan sus preceptos en el Corán y la Sunna (dichos y hechos del profeta), consideran que no hay intermediarios entre la divinidad y el hombre, por lo mismo no aceptan sus representaciones o santos. Por su parte los Chiíes, siguieron a Muawiya Ibn Ibi Sufyan, contrario al Profeta, reinó en Siria, actualmente representan poco más de la décima parte de la población Mahometana, con bases especialmente en Irán, sus preceptos religiosos los rige el Corán y la transmisión oral a través de los Mulás y Ayatolas, creen en los santos.

Siria es un país, donde el 74 por ciento de la población es Suní, pero el presidente es chií.

Por ello es que los sauditas apoyan a la facción suní, e Irán a los Chií, además de que Turquía cuenta con el apoyo de del dictador sirio Bashar al-Ásad, para contener al pueblo kurdo, y Rusia tiene un aliado estratégico en medio oriente, así como el control de los gasoductos que van hacia Europa, interés compartido con los persas; Estados Unidos, ha tenido un accionar ambivalente, ya que si bien en su momento Barak Hussein Obama, impulsó a los rebeldes, puso freno cuando entendió que la salida del dictador, podría fortalecer especialmente al autodenominado califa del Estado Islámico, Ibrahim Awwad Ibrahim Ali al-Badri al-Samarrai, muerto en 2019, pero con miles de seguidores en activo.

La segunda pista es táctica y estrategia militar; tiene que ver con el acuerdo nuclear que se firmó en 2015,

y que Donald John Trump estúpidamente canceló, el cual congregó por un lado a Irán, y el grupo conformado por; Alemania, China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido, y Rusia, en calidad de garante signó la Unión Europea, todo con el aval de la Organización de Naciones Unidas. Estableció; Controles, a los que Irán se compromete a someter su programa de enriquecimiento de uranio, bajo la supervisión del Organismo Internacional de Energía Atómica, y a un sistema de limitaciones de forma progresiva a 25 años; Centrifugadoras, los persas se obligan a reducirlas de 19,000 a 6,000 en diez años, y solo podrán enriquecer uranio, en un 3.67 por ciento, que sirve para ser utilizado como combustible y no el 90 por ciento, que se necesita para fabricar armas nucleares; Existencias de Uranio, los árabes aceptaron que en 15 años, reducirían sus reservas enriquecidas del material, al pasar de más de 10,000 a 300 kilogramos; Plantas Nucleares, se acordó que solo la planta de Nataz, podrá enriquecer uranio, el reactor de Arak, y la planta de enriquecimiento de Fordo, se convertirán en centros de investigación; Embargo de Armas, continuaría hasta el 2020, para armamento convencional, y para misiles balísticos tres años más; Sanciones Económicas, se levantan mientras Teherán cumpla lo acordado, en los puntos anteriores. Todo lo anterior está en proceso de renegociación desde hace unos meses, con el peligro de irse por el caño.

La tercera pista, sin duda muy importante es el medir la capacidad de respuesta y el ánimo del nuevo gobernante norteamericano,

que tiene que jugar con habilidad, no puede ser muy frontal con Irán, por lo que está en juego, el acuerdo nuclear, y sin duda la estabilidad de la zona, pero tampoco en estos primeros meses de gobierno, puede pasar por alto la provocación por pequeña que sea, sin duda, si es sabio para alternar la mano firme, y la diplomacia, tendrá buenos dividendos.

 

 

 

 

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