ficción

La maquina de leer pensamientos

La máquina de leer pensamientos

Como se me había hecho tarde y la conferencia sobre salud mental ya había comenzado, decidí darme un garbeo por las instalaciones del Hospital. Los pasillos eran largos, oscuros y secretos. Por ellos deambulaban los habitantes de este mundo extraño y seductor. Sus pies se arrastraban por el suelo, sus voces rebotaban en el techo, y sus vidas y sus almas chocaban contra las rejas de las ventanas.... Seguir Leyendo...

El Gato Viejo – Cap 1

Estaban reunidos el señor Radio, la señora Lámpara, el señor Suéter y la joven Cortina; cuando llegó Pantalón. Se trataba de un reducido grupo de ancianos adinerados –salvo por Cortina, claro– que se juntaban todas las tardes para beber; y hablar del mismo tema que habían dejado a medias el día anterior.... Seguir Leyendo...

Encontrándome con el Château

La escritura diaria, me hace disfrutar de eso que yo llamo reafirmación, y me hace sentir viva en un proceso de creación, sacando a la luz viejos recuerdos, nuevas y antiguas sensaciones de todos y cada uno de mis sentidos. El viento, la risa, la música, el olor, todas aquellas cosas que cuando las escribo, las siento tal cual, incluso los afectos que creo entre esos personajes ficticios, son afectos míos, que siento en mi propia piel.... Seguir Leyendo...
Empezar de cero

Empezar de cero

El dejó de escribir, el martilleo de la vieja Olivetti, le estaba levantando dolor de cabeza. Alzó la vista y vió un montón de papeles desperdigados. Los mundos y las vidas que había ido inventando en la ficción tomando por asalto la mesa en la que estaba trabajando.... Seguir Leyendo...

El Otoño

Llegó el otoño, lo supe y lo sentí desde que se cayó la primera hoja en mi patio a fines de septiembre. Lo sentí con un ligero dolor en el pecho, como un recuerdo desagradable que no quisiera entretener, como aquella mirada de desamor que me dejó sin palabras.... Seguir Leyendo...

Azar de juego

Me ponen el café mientras miro alrededor. Botellas de más edad que el camarero y yo juntos, tipos broncos que respiran ruidosamente entre efluvios de whisky, algún oriundo de un pueblo remoto, y unas chicas vociferantes justo detrás de mi, que engullen pinchos sin ningún miramiento, cosa que agradezco, porque mientras comen, no hablan ni gritan. Por supuesto, también abundan recalcitrantes bingueros desplumados, que piden llorosos unos euros para reanudar su vicio y tratar de enderezar su contusionada suerte.... Seguir Leyendo...

Sueños líquidos

Los viejos se despidieron entre bromas como dos buenos amigos apostando a quién sería el primero en llevarse la niña a la cama; llegaron a sus casas, cenaron y se dedicaron a escuchar sus programas radiales favoritos. Parecían estar sincronizados con el mismo pensamiento, sus mujeres no dijeron nada, bien sabían de sus andanzas y amores retro juveniles. Se acostaron a la misma hora, en la misma cama con sus señoras.... Seguir Leyendo...

Servicios especiales

¿Qué iba a hacer, que otra cosa podría hacer que no fuera lo que ya estaba haciendo? Alejandro ya llevaba tres años en el paro, con 38 años ya encima, y con el subsidio por desempleo más que agotado. Se acababa el dinero y ya lo había intentado todo por los caminos habituales. No se le podía culpar por la ocurrencia que tenía entre manos. ... Seguir Leyendo...

Abrazar el miedo

Estaba sola, vagabundeando por tierras extrañas, sin apenas comida ni bebida. Pasaba sus noches sumida en el llanto porque no soportaba la oscuridad y el silencio le despertaba una imaginación en la que predominaban terribles peligros y dolorosas torturas.... Seguir Leyendo...

Noche de Vela

La mujer volvió a mirarlo y sonrió con picardía, retiró la sábana dejando su espalda descubierta. “Vaya, vaya, si te los acentué con ganas, cómo no te sacó sangre, jodida”, bromeó el anciano. Mientras colocaba con una manta los lienzos del agua verdosa, la mujer pujó fuerte al sentir el contacto de la manta con los golpes y por un instante deseó estar muerta de verdad. Cuento del escritor Emig Paz.... Seguir Leyendo...